22 abril 2012

Hablé con Jesús (IV)

Alone by ~claretdf | Deviantart.com »

–Estoy mal, Jesús. Y la culpa es toda mía.
Él, impasible como siempre, le dio la vuelta a una hoja de su cuaderno y empezó a anotar. Yo continué:
–Fui yo la tarada que quería volver a enamorarse y sentir que se me llena el alma de cosas lindas como un jazminero lleno de pimpollos. Ahora que me pasó, al principio estaba contenta pero ahora me siento miserable. Me voy a volver loca.
–¿Cómo lo conociste?
–Me lo presentaron en una fiesta. Se llama Javier, trabaja en Recursos Humanos en un banco, tiene un par de años más que yo, también está divorciado y con chicos... Tenemos muchas cosas en común: ambos somos semi vegetarianos, nos gustan los videojuegos, la literatura fantástica, las películas de Woody Allen; lo único que no coincidimos es en la música pero bueno, nadie es perfecto. Cuando lo vi pensé que era uno más del montón pero cuando empezamos a hablar me di cuenta que no era así, que podía mantener una conversación coherente por más de seis minutos. Sin bardear a la ex o al jefe, sin decir una guarangada, sin vanagloriarse de nada. Me dejó boquiabierta. Me pidió volver a vernos y salimos tres veces hasta ahora, lo cual es toda una hazaña. A la primera me sorprendió, a la segunda me alucinó, a la tercera ya quería pedirle que se venga a vivir conmigo, pero después te juro que me confundió. De pronto ya no me llamó, no me mandó un mensajito para desearme los buenos días, no me esperó con un ramito de flores, un chocolate, ¡no sé, algo!... Ay, Jesús, soy una reverenda rompebolas. Espero todo del otro, más de lo que a lo mejor merezco. Pero la culpa fue mía, ¿sabés? Metí la pata: le dije que lo quería. ¡Te juro que se me escapó!
–¿Y cómo reaccionó?
–Esquivó el bulto, como todo un caballero, para no contestar. Ahí me di cuenta que nunca tenía que haberle confesado eso. Le dije lo que sentía y le di seguridad. Y cuando hay seguridad en cuanto a los sentimientos del otro, listo. Ya no se necesita el factor sorpresa para seducir o mantener el interés. El trabajo pesado ya está hecho. ¡Me da rabia ser tan fácil!
–Te llevó un tiempo encontrar a esa persona para abrir tu corazón y decírselo. Así que no fue tan fácil.
–Pero ahora él está tan seguro de lo que siento, que hasta podría darse el lujo de jugar conmigo, como el gato que sabe que el ratón no se le va a escapar. ¿Entendés, Jesús? Ahora ya no sé si está conmigo porque de verdad siente algo o porque soy la única que le da bola. A mí me duele y me desespera no saber si piensa en mí de la misma forma que yo pienso en él...
De pronto se me puso acuosa la nariz. Jesús sacó de su cajón una cajita de pañuelos descartables y la puso frente a mí. Le agradecí, saqué uno y rápidamente me soné la nariz.
En eso suena un celular. Jesús contestó:
–Hola Magda... Sí, estoy con una paciente... Sí... Ajá. Bueno, te paso a buscar yo... Beso, chau. –guardó el celular en el bolsillo y dijo, como excusándose. –Mi novia.
Buscó en su cuaderno, en hojas anteriores y leyó. Luego, dijo con tono tranquilo:
–El miedo es un recurso para protegernos ante lo desconocido, ante eso que nos descoloca. Tu vida estaba perfectamente ordenada y catalogada hasta que Javier empezó a despertar sentimientos que estaban olvidados en un rincón. Al principio te sentiste de maravillas, luego te diste cuenta de que te estaba moviendo el piso y estabas perdiendo el control sobre tus emociones, como cuando le dijiste ese "te quiero". Esas dos palabras generaron en tu interior un miedo tremendo. Ambos sabemos bien que nada te aterra más que perder el control.
–Sí hay algo que me aterra más que perder el control. –dije yo. –Me aterra no sentirme querida.
Y acto seguido sonaron las tres campanadas del reloj.
La sesión había terminado por hoy.


:-:

19 marzo 2012

Diez preservativos

colorfull world by ~cannibalubz | Deviantart.com »
Esto me pasó, hace mucho tiempo, en el supermercado que está en la esquina de Rivadavia y Carlos Pellegrini. En ese entonces estaba casada y trabajaba cerca de ahí, por lo que solía pasar después de mi horario de trabajo para hacer las compras en un solo lugar antes de ir a casa. En esa vuelta compré un poco de todo, y de pasada por la góndola de perfumería vi de oferta la caja de diez preservativos. Sí, leíste bien. Preservativos, forros, condones, globitos, etc. Como les decía, estaba casada pero no estaba en nuestros planes encargarle a la cigüeña, aunque sí escribíamos cartitas con frecuencia. Bueno, se entiende, ¿no? Sigamos. Agarré la cajita y seguí mi recorrido. Pasé por caja y pagué mi compras. Paso por la puerta y... Priiin priiin priiin. La alarma antirrobos sonó descontrolada. El guardia me pidió el ticket y se puso a cotejar uno por uno todos los productos de la bolsa. Todo en orden. Pasó la bolsa y la alarma se activó de nuevo. Ahora, empezó a sacar uno por uno los productos y pasarlos por la alarma a ver si sonaba. A todo esto, ya habíamos perdido como quince minutos y el lugar empezó a llenarse de gente. Siguió pasando por el lector yogures, manteca, galletitas, jabones, sin resultados positivos hasta que de pronto, la caja de condones activó la alarma. Bingo. Con toda la paciencia, el guardia cotejó que el producto coincidiera con lo que decía el ticket, y para eso llamó a un supervisor. El supervisor miró al guardia, me miró a mí, y luego le hizo una sonrisa socarrona al guardia. Cotejó, pasó la caja por el sensor varias veces. Desde donde estaba, le gritó a uno de los cajeros si no le averiguaba el código. ¿Para que carajo quería el código, si el problema era que sonaba la alarma? El cajero le dijo pero a los gritos y riéndose a carcajadas, y todo el público presente se enteró de cuál era el código de la caja de diez condones de oferta y quién fue la boluda que los compró. Yo, ya estaba con ganas de ahorcar a alguien.
–Perdón, ¿cuál es la gracia? Estoy hace veinte minutos esperando mientras ustedes se divierten. ¿Qué, ustedes no usan preservativos para coger? ¿O no cogen, directamente?
–Disculpe, señorita...
–¡Soy señora! Mire, hasta tengo anillo.
–Bueno, señora, lo que pasa es que no puede pasar un producto que haga sonar la alarma.
–No, lo que pasa es que ustedes me tomaron de punto porque compré una caja de diez forros. ¡Sí viejo, cojo mucho con mi marido! ¿Y qué? ¡Ahora quiero asentar mi queja con el encargado!

Ni falta hizo que lo llamaran, porque apareció al escuchar mis puteadas, y por suerte era mujer. Se puso al tanto del asunto, los recagó a pedos a los tres graciosos diciendo que bastaba con anotar el producto en una planilla y punto. Y luego me pidió las disculpas del caso, que mi queja iba a quedar asentada como correspondía y que no volvería a suceder. Y acotó, en voz baja y tono comprensivo:
–No hay nada que hacer; si un tipo compra forros es un capo, pero si es la mujer la que los compra, es una puta.
De más está decir que, al volver a casa, mi marido estaba encantado con la ganga, pero también se mató de risa al escuchar mi anécdota. En fin, hay que tener los cojones bien puestos para aprovechar una oferta de ese calibre y aguantarse las bromas.

Igual, al día de hoy nadie me sacó lo bailado. Con y sin forro.


^_^

27 febrero 2012

Hablé con Jesús (III)

Sweet Friendship by ~Sweety-Mausiii | Deviantart.com »


–Jesús, a veces quisiera poder entender el concepto de amistad que tienen los hombres.
–Amistad... ¿en que sentido?
–contesta él, levantando la vista lentamente.
–Amistad entre el hombre y la mujer. Qué se yo, viste cuando uno es chico tiene amistades de ambos sexos y todo es tan sencillo, hasta que llega la adolescencia y se confunde todo; cuando nos hacemos un poquito más grandes se complica tanto la cosa que todo se va al carajo. Mirá que yo no soy la mina más fuerte del mundo, pero todos los que se me acercan con intenciones de amistad, en realidad quieren coger. Digo, ¿a eso se reduce el concepto de amistad entre un hombre y una mujer adultos? O sea, cuando un tipo te dice "dale vamos al cine el finde", en realidad te están diciendo "che nena hace rato que no la pongo, haceme la gauchada, ¿eh?".
Jesús se empezó a reír silenciosamente. Se llevó una mano a la boca mientras yo retomaba el hilo:
–La cuestión es que tengo demasiados amigos. No digo que sea malo, al contrario, son todos buena gente, muy divertidos. Pero qué se yo, a mí me gustaría algo en serio. Porque vivir de amiguitos es relindo, re divertido, no hay celos ni reclamos, es un mundo perfecto. Pero el tiempo pasa y nos vamos poniendo viejos. Ya sé lo que estás pensando, "ah, ¿y por qué no lo hablás?". Porque, seamos honestos, una mujer que quiere algo más que una amistad de cama mete miedo. ¡Sí, mete miedo! Entonces huyen, desaparecen, y al tiempo se ponen de novios con alguna oligofrénica que los trata remal. ¿Cómo es la cuestión acá? ¿Por qué abandonan lo que realmente les hace bien? ¿Les gusta sufrir al pedo?
–¿Y al revés no te pasó?
–preguntó Jesús, arqueando una ceja.
–¿Cómo?
–Claro, que encuentres al fin al hombre correcto, el que te gusta, el que te conviene pero no le des bolilla porque según vos justo ese no es el indicado. ¿Me explico?
Lo miré, boquiabierta. Y en ese preciso instante, un nombre y unos ojos azules se me cruzaron por la mente.
Jorge.
–Ah... Yo, creo que sí. ¿Te conté de Jorge? Ese flaco que conocí en el cumpleaños de Lalo... Ese, bueno con ese sucede algo muy curioso. Somos amigos con derecho a roce ¿entendés?, me gusta, es buen tipo, se lleva bien con todos mis amigos y mi hija lo adora. Pero...
–¿Pero?
–Ay, me vas a decir que soy una boluda... Él sería el hombre perfecto si fuera porque quiere convertirme en una esposa-adorno.
–¿Cómo?

–Claro. Él quiere algo serio pero se va al otro extremo. Quiere una esposa dedicada, muchos hijos, en fin, una familia. Y yo... Yo no quiero esa vida. ¿Entendés? Mi destino no es ser un animal doméstico. Ya pasé por esa, y te aseguro que no es la clase de vida que quiero. No, no. Sé lo que quiero, quiero llegar más allá, ser más de lo que soy, no puedo darme el lujo de ponerme un lastre cuando estoy intentando volar.
Jesús anotaba en su cuaderno, con gesto serio. Unos segundos después acoté:
–Qué mina pelotuda, encuentro al príncipe azul y resulta que no es lo que quiero...
No pareció darle importancia. Suspiró y dijo:
–Tus padres, ¿siguen casados, verdad?
–Así es.

–Ellos son tus padres adoptivos.
–Ahá.
–Y de tus padres biológicos, ¿sabés algo en concreto?

Me quedé boquiabierta por segunda vez. No sé cuánto duró mi silencio, segundos o minutos. Escuché el canto de un pájaro a lo lejos, el rugir de un motor en la calle, la puerta del ascensor cerrándose con dos chasquidos.
El ya conocido sonido de tres campanadas dieron por terminada la sesión del día.


:·:

21 febrero 2012

De tu mano



Interesante versión de este clásico de los Beatles. Además de que es imposible ver y escuchar y no emocionarse.


:·:

17 febrero 2012

Ayer

80s
by ~Alephunky | Deviantart.com »


Sucedió allá en agosto del 2002...

–¡Pero si es Alejandra! ¡Mirá qué cambiada que estás, che! –pronunció alguien a viva voz. Todos se dieron vuelta a mirarme. Yo,  en el medio, sonriendo y con cara de piedra, me preguntaba a mi misma quién carajo me mandó a este lugar.
Se trataba de una de esas típicas reuniones de ex alumnos del colegio. Esta vez se celebraban los 16 años de los egresados año 1986. Había asistido a la primera reunión y después a la tercera, y luego por esas cosas de la vida no había podido ir a las siguientes. Pero esta vez fue Kitty, mi compañera de banco durante los últimos 3 años de secundario, la que me había localizado a través de mi mamá y había insistido mucho en contar con mi asistencia al evento. "Va a ser lindo juntarnos todos de nuevo, vas a ver". Yo dudé. Pero finalmente decidí que "tal vez" esta reunión podría ser mejor que las dos anteriores. Las estiradas de mis compañeras y los conchetos de mis compañeros a lo mejor ya habían cambiado y sentado cabeza, las conversaciones girarían en torno a cuestiones más adultas: carreras, trabajos y ocupaciones, cónyuges, hijos, viajes...
Y ahora, en el salón de actos de mi viejo colegio secundario, con música ochentosa de fondo, las caras eran las mismas pero distintas. De las melenas espumosas de antaño no quedaron ni vestigios. No había aros gigantes a lo Madonna, ni pulseritas flúo, cinturitas marcadas y piernas de Barbie. Ahora veía en ellas muchas melenas rubias y lacias, siliconas, ojeras tapadas con capas de maquillaje corrector. En ellos, veía algunas cabezas rapadas a fuerza de ganarle a la calvicie prematura, tatuajes, canas y buzardas. Eso sí, el humo del cigarrillo me hizo acordar de pronto a las fumadas clandestinas en el baño o el taller de química, durante las horas libres.
Es cierto que de todos esos cambios, el cambio más notorio era el mío. Había sido hasta el último año, una  jovencita rellenita, de pelo oscuro muy largo y lacio, que coqueteaba con el estilo dark. Ahora, con varios kilos menos gracias a la crisis, con el pelo más corto y de color rojizo, pero con un vestido negro impecable.
Resumí al máximo mi biografía personal, sentimental y laboral durante esos últimos años, porque contar todo me hubiese llevado dos noches seguidas. No sé por qué les causó gracia mis dos traumáticos divorcios. Si algunas de ellas estaban divorciadas, no veía el sentido de reírse del ahogado...
La mayoría eran contadores y contadoras, abogados y abogadas, comerciantes y vendedoras, un solo ingeniero en sistemas, una veterinaria y una repostera. Nadie, por supuesto, hizo visible su preocupación ante los tiempos difíciles; todo el mundo sabe q lo último que se pierde no es la dignidad o el orgullo sino las apariencias.
Algunas se retiraron temprano, con la excusa de que sus hijos más chicos las reclamaban. El resto de la concurrencia siguió dándole a la charla y vitoreando las canciones de nuestra época que empezaban a sonar más fuerte. En un momento me sentí ahogada de tanto humo y me asomé a la ventana que daba al patio. Tury, el otrora fachero de la división por quien todas las chicas morían de amor, se me acercó a conversar. Me extrañó, porque años atrás no me daba ni la hora, no solo porque los chicos lindos no le hablan a las feas sino porque su novia de ese entonces me odiaba por no haberle soplado en un par de pruebas. Hablamos nimiedades pero estaba más interesado en mi estado civil actual que en otra cosa. Me dijo que me veía muy bien, que el tiempo me había tratado mucho mejor que a las otras chicas. Me dio su tarjeta e insistió que lo llamara para juntarnos un día de éstos, porque quería pautar un aviso para su empresa en la revista del domingo y quería que yo lo asesorara, pese a que le dije que esos asuntos se manejaban en el área comercial.
Ya terminando la reunión, me uní a Kitty y las demás organizadoras de la reunión para ayudar a ordenar un poco el salón de actos. Retiramos guirnaldas, el cartel enorme con nuestra foto del viaje de egresados ampliada, limpiamos mesas, juntamos vasos, botellas, restos de comida y ceniceros. Al terminar, Adry el rockero se llevó el amplificador y equipo de música al auto e insistió en llevarme a casa de mis padres. Fue extraño, porque Adry era otro de la división que tampoco me daba la hora. Él era el simpático, el popular, el más querido por todos, el rockerito rebelde que odiaba a los dark como yo, y decía con vehemencia que los punk y góticos éramos todos una manga de fracasados sin vida. Hablamos animadamente durante el corto viaje, y al bajar me dio la tarjeta de la remisería de la que era dueño, y también me invitó a llamarlo un día para ir a tomar algo y seguir en contacto. "Estás muy linda, en serio" me dijo antes de irse.
Entré a casa lo más silenciosamente posible. Subí a mi antigua habitación, donde mi hijita dormía plácidamente en mi antigua cama. Mamá me había dejado preparada la cama de las visitas para cuando llegara. Me puse el piyama y me acosté, pensando en que, si esto hubiera ocurrido dieciséis años atrás estaría loca de contenta. Pero ahora estaba perpleja. Hice un breve viaje al pasado sin salir del presente, a una etapa a la que no volvería ni por todo el oro del mundo. Y por si fuera poco, de ese extraño viaje me traje la invitación de dos galanes, como un extraño trofeo, como una revancha del ayer...

"Yesterday, 
all my troubles seemed so far away.
Now it looks as though they're here to stay.
Oh, I believe in yesterday."

En fin, mi vida no podía ser más complicada.


:·:

14 febrero 2012

Mi San Valentín


My Valentine - Paul McCartney by PaulMcCartney

Una canción de Paul, mi eterno amor, dedicada a todos mis amores, sin excepciones. Quise hacer una lista de todos ellos pero resultó ser muy larga, además de eso tenía que separarlos por categorías porque no todos los amores son iguales. Finalmente, desistí. Hay amores que mejor dejarlos ahí donde quedaron: en el cielo, en un árbol, en un libro, en una tarde de otoño, en el drenaje o bajo tierra.

Sigo creyendo que el único amor que dura para siempre es el amor a la distancia. Porque el amor es un constante malentendido, pero la ilusión es más fuerte que mil espadas.





♥_♥ 

03 febrero 2012

Difícil de explicar

Yo yo diría difícil de explicar, es difícil que suceda en la realidad.
Si a vos te sucede, ¡alegrate! Hay gente como yo que nunca
le ha sucedido, pero seguimos esperando.


:·: