04 agosto 2013

No extraño a ninguno


–Mamá, de todos tus novios anteriores, ¿a quién extrañás más?
Miré a mi hija con una sonrisa mientras terminaba de planchar la ropa del colegio y repasé mentalmente entre todos los hombres que pasaron por mi vida y...
¡Qué pregunta!
Empezando por los novios de la adolescencia, de los veinte, los treinta, y ahora los cuarenta. ¿Hay alguno que recuerde con más cariño que los otros? ¿Hubo alguno de entre todos que realmente me haya querido y me haya hecho sentir querida? Sus caras las recordaba vagamente, pero sus traiciones, sus engaños, sus mentiras, las recordaba bien. A todos los unía una constante: me tuvieron, pero no fui mucho más que un pasatiempo, un entretenimiento hasta que surgiera "algo mejor". Así del primero al último.
¡Qué carajos!
Pero no, a ver, tiene que haber uno de entre todos esos giles que me haya tocado el corazón, che. Aunque sea por un instante. Paso revista rápidamente a todas las historias como las hojas de un libro. Solo encuentro un par de caprichos que nunca pudieron concretarse, pero esos no cuentan, los caprichos no cuentan como amor.
A la mierda...
Vienen a mí todos esos momentos como girando en un vórtice. Los miro a todos y no hay ni uno solo que valga la pena decir wauuu, este chabón sí que me movió el piso.
–A ninguno, hijita.
–O sea, que... ¿no te enamoraste de verdad de ninguno?
–¿Sabés que no sé?
–¿Todos te trataron mal?
–Todos no, pero aún con los que terminé bien, no puedo decir que los extraño.
–Qué loco eso, eh.
Suspiro y sigo planchando. Sigo pensando. Todavía hoy, mientras escribo, sigo pensando.
Lo tiró. ¡No extraño a ninguno! ¿Eso será bueno o malo?


:·:

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