07 febrero 2013

Sorpresa en el probador

010810 by kristianna11 | Deviantart.com
 "¡Ah no! ¡Esto no se queda así, eh!" grité de nuevo y me metí de vuelta en el probador.

–Che Nina, –digo yo, durante la conversación a la hora del mate.– ¿me acompañás mañana al shopping? Voy a salir el sábado y quiero chusmear que hay de nuevo en Rosé.
–A ese lugar no voy ni loca, boluda. –dijo ella. Sorbió el mate y me lo devolvió.
–Dale nena, vamos. Si te gusta algo te lo compro yo con la tarjeta, no seas tonta.
–No es por la guita...
–Bueh. ¿Qué? ¿Te declararon persona no grata?
–Algo así.
Casi me atraganto con la galletita.
–¿Eh? Nah, me estás jodiendo.
–En serio, a ese lugar no puedo volver aunque estén regalando las pilchas.
–Pero, ¿qué te pasó? ¿qué hiciste, se puede saber?
Se pasó la mano por la cara. Rió, nerviosa y poniendo las dos manos sobre la mesita de la cocina, empezó su relato:
–Te acordás, que hace tres semanas conocí chateando a un tal Nicolás. Bueno, qué se yo, todo bien, lo de siempre. Salimos, hubo onda, se dio de irnos a un telo, la pasamos bien. Vino a casa un par de veces, se quedó un rato a coger y se fue. Después, lo invité a ver si quería ir al teatro, que me habían regalado entradas, me dijo que no, que iba a cenar con la hija. Otro día lo vuelvo a llamar para salir, tenía que acompañar a la hija a una fiesta. 
–Bueno, es un buen padre...
–Sí pero escuchame, la piba no es una nena, tiene veintitrés años, podía tomarse un bondi de vez en cuando. Además, de repente me cancelaba todas las salidas de noche, y si venía, estaba de tal hora a tal hora y rajaba. ¿En qué mierda andaba?, pensé yo. Cuando le dije que me presentara a la hija así nos conocíamos, me dijo que no, que era muy rápido, que sarasa sarasa. Es más, supuestamente vivía solo pero a la casa no me quiso llevar nunca. Y bueno, ¿viste cuando algo no te cierra?
–Sí, la intuición que hace sonar la alarma. ¿Que hiciste?
–Bueno, de casualidad me aparece en el Foursquare que hizo el checkin en el local de Rosé. Y como estaba cerca, me mandé. Supuse que estaba con la hija porque, ¿que mierda va a hacer un hombre en un local de ropa para minas?
–¿Comprarse unos leggins, no?
–Cuando entré lo vi de espaldas con una rubia. Agarré un par de vestidos y me metí al probador.  Por esas putísimas casualidades la pendeja entra al probador de al lado. Yo me puse el vestido, dispuesta a darle una sorpresa y decirles "oooh, que casualidad", y... –se rió, tomó un sorbo de mate y continuó. –Y de repente escucho que la piba sale y dice "mirá papi, ¿me queda bien, no?" con esa típica voz de minita estúpida. Bueh, abro la cortina así, bien teatral y de pronto...
–¿Y de pronto?
–Se están besando en la boca, boluda...
Otra vez casi me atraganto.
–¿Quéee?
–¡Sí! Yo me quedo mirando. Las vendedoras me miraban. Y él, de pronto se dio cuenta que yo estaba ahí mirándolo. Se quedó con esa cara de infeliz, y entonces la pendeja se dio vuelta. Ahí me cayó la ficha: esa mina no es la hija ni por putas, era otra de la colección, como yo y andá a saber cuántas más. Yo ya parecía Chuck Norris a punto de cagar a tiros a todo el mundo, y grité "Nico, ¿qué estás haciendo?". La pendeja lo mira y él con su mejor cara de yonofui, se encoje de hombros y dice que no me conoce. Y ella, tarada pero no tanto, le dice "pará, a ella la tenés en tu Facebook, me dijiste que era tu ex novia del secundario". "¡Ah, no! ¡Esto no se queda así, eh!" grité y me metí de vuelta en el probador, me saqué el vestido a los tirones, me vestí como pude y salí con las pilchas en la mano. Se las revoleé en la cara a la vendedora, a la pendeja la saqué del medio de un empujón y a él, le metí una reverenda piña en la jeta. ¡Mirá cómo habrá sido que se cayó de culo al piso! Hubo gritos, sustos, puteadas, vino la encargada, vino el tipo de vigilancia. Las otras minas que estaban en el local se empezaron a cagar de risa y sacaban fotos. El quia, al ver los flashes, se puso histérico. Antes que me llevaran presa por alterar el orden, imaginate, salí pitando del lugar del crimen. Con un poco de investigación fina, que por tarada no hice en su momento, me enteré que era otro típico caso de marido aburrido que anda picoteando por todos lados. Y que tiene una hija era verdad, pero vive en Miami. Pero, ¿una qué sabe? Entonces, con el verso de padre que tiene una excelente relación con su hija y la acompaña a todos lados porque es un papá cuida, tenía la coartada perfecta que nos dejaba a todas con la boca cerrada sin lugar a sospechas. La tenía bien estudiada el turro.
–Ay Nina, yo hubiese pagado por ver el espectáculo de la trompada.
Ella se ríe, saca el celular de su bolsillo y me muestra algunas fotos que consiguió o le pasaron las otras chicas presentes durante el momento del show. Nos reímos un buen rato.
–¡Qué sinvergüenza! –digo yo, devolviéndole el teléfono.– No se puede confiar en nadie. Conocés a un tipo y tenés que andar como el FBI investigando todo, a ver si te estás metiendo en un quilombo. 
–Y te digo, que no me jode que sea casado, eh. Me jode que no tenga huevos. Eso me jode. 
–Omnis homo mendax (*). –digo yo con gesto teatral, tomando el último mate.
Nina asiente y sonríe, pero creo que es porque no entendió ni jota eso que dije.


(*) en latín, "todo hombre es mentiroso".

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