05 junio 2011

El secreto de Mili

If the sun goes down on us by ~chpsauce | Deviantart »
Me veo al espejo y es como si ahora no me reconociera. Soy el mismo, pero distinto. Hasta ayer todo había sido igual que en los últimos años. Pero algo pasó, algo rompió esa calma bucólica en mí; una piedra cayó al estanque y las aguas se movieron.
Ayer domingo fuimos al cumpleaños del Pardo, compañero del secundario y gran compinche de parrandas, en Acassuso. Fue un día espectacular, no hacía mucho frío y disfrutamos un asado en el jardín. Cayendo la tarde, alguien propuso conocer la catedral de San Isidro. No me hubiese prendido a la excursión de no ser porque Mili, la novia de Dante, me insistió. No soy fácil de influir, pero por caballerosidad accedí a su pedido.
Caminamos en grupo unas quince cuadras. Cruzamos las vías y nos encontramos con el imponente templo. Mili sacaba fotos con su celular, mientras ponderaba el estilo arquitectónico, bañado en luz dorada. El sol iba desapareciendo por el horizonte y se encendían las primeras luces. La feria de artesanos era todo bullicio, las chicas insistieron en ir a mirar chucherías, y los varones accedimos. Caminamos en fila, serpeando y esquivando gente por los angostos pasillos y, de pronto, siento que me toman la mano y me apartan de un tirón. Era Mili.
–Vamos por acá. –dijo con una sonrisa misteriosa. La seguí dócilmente.
Me llevó agarrado de la mano por un pasillo lateral. Hicimos un trecho hasta cruzar parte de la plaza, hasta la vereda. Nos detuvimos bajo un árbol.
–¿Qué hacemos acá? –pregunté un poco incómodo.
–Quería hablar con vos. –dijo.
Los ojos le brillaban. Tenía la expresión de un chico que espera a Papá Noel.
–De qué querías hablar. –cotinué.
–Algo que no quiero que los demás se enteren.
–¿Es algo malo?
–No sé... –dijo, y me miró a los ojos.
De pronto sentí como si esa mirada me estuviera haciendo cosquillas por adentro del cuerpo.
–Bueno, decime... –alcancé a balbucear idiotamente, encogiéndome de hombros.
Ella sonrió y bajó la mirada un instante. Me tomó de la mano otra vez y caminó unos pasos hasta subir al cordón del cantero. Su nariz quedó apenas unos milímetros por encima de la mía.
Me echó los brazos al cuello y me susurró al oído:
–Dante es un pelotudo y voy a cortar con él. Y cuando eso pase, vos y yo no nos vamos a ver nunca más. Quería decirte que... que me gustás. Mucho. Sos hermoso. No quería quedarme con este secreto que me quema el alma desde que te conocí...
Esa confesión no me la esperaba. Tampoco me esperaba lo que vino después. Su boca se encontró con la mía. Sentí la suave presión, la dulce y húmeda tibieza de su lengua, su respiración, sus brazos rodeándome con fuerza. Fueron unos segundos, o tal vez horas. Todo a nuestro alrededor, la gente, las conversaciones, las risas, la música, los olores y sabores, todo había quedado encapsulado. Yo no caía en la cuenta de lo que estaba pasándome.
Atiné a tomarla por la cintura, pero me temblaba todo. Cuando nos separamos, tenía la sensación de tener fuego en el pecho. No sabía que hacer, no sabía qué decir. Me miró con ternura y me acarició el mentón con el dorso del dedo índice.
–Vamos yendo. Nos deben estar buscando. –dijo de pronto.
Me indicó que la siguiera, pero esta vez no tomó mi mano. Caminamos, hasta el otro extremo de la plaza, donde el grupo nos esperaba. Mili se disculpó, puso como excusa el haber querido comprar un par de aros pero el vendedor no tenía cambio, y luego se perdió entre la gente y de casualidad me encontró a mí. Nadie cuestionó la inocente historia. De regreso a la casa del Pardo, Dante pasó su brazo por los menudos hombros de Mili, pero ella empezó a hablar con las chicas y no le dio importancia. Yo iba rezagado, con las manos en los bolsillos del pantalón, tratando de asimilar lo que me había pasado unos minutos antes.
Volví a casa a la medianoche. Me fui directo a la cama y no pude pegar un ojo.
No sé si es una bendición o un castigo que yo le guste. A mí también me gusta ella. Pero está Dante de por medio, mi amigo, compañero de la infancia, compinche de mil y una travesuras, casi un hermano para mí.
Puta madre. Quisiera desaparecer del planeta. Ya.

:·:

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