05 enero 2021

Como la mansa lluvia de una tarde de verano

Broken by ~pinkfairy3 | Deviantart »
Fue conocerte y sentir por dentro ese cosquilleo de extremo a extremo. No sé por qué creí, no sé por qué me pudo la idea de que, tal vez pase algo con vos...
Y pasó. Una noche juntos, una ilusión hecha realidad. Besos, caricias, amanecer de a dos juntos, como un cuento de hadas sin final. 
Pero un día, dejaste de hablarme. Miro mis mensajes, esperando encontrar el tuyo, y no. Me desespera, me deja una herida que no sangra pero tampoco se cura.
No sé por qué creí que esta vez iba a ser de verdad. Nunca voy a aprender que el amor es un malentendido.
Si mañana me dijeras una palabra, un hola o un adiós, para que así la calma llegue a mí como la mansa lluvia de una tarde de verano... 
Así, solo así, volvería a ser yo.
Yo con vos. 
O yo sin vos. 

:·:

29 enero 2018

Patas cortas

Imagen de Pixabay

Gaby se paró junto a mi escritorio con una sonrisa así de grande y me dijo:
–Linda, tengo una notita justo para vos.
A mí me tembló el puso y me dio curiosidad al mismo tiempo. ¿A dónde corno me iba a mandar mi jefe esta vez? Minutos más tarde recibí todas las instrucciones para la entrevista que tenía para el día siguiente.
Me presenté en la dirección indicada a las nueve en punto. En el zaguán toque timbre y una voz femenina me contestó por el portero eléctrico. Al poco tiempo la entrevistada me abre.
Era un poco difícil de definir. Ni vieja ni joven, ni flaca ni gorda, ni alta ni baja. Lo único que destacaba era su pelo: negro, brillante y sedoso. Estuve tentadísima de preguntarle el secreto para tenerlo así.
Nos sentamos en la sala, me invitó un café, saqué mi cuaderno y grabadora, y empecé mi trabajo. La entrevistada no era ni la actriz ni la vedette del momento, pero era bien conocida por muchas mujeres por sus valiosos servicios cuando la ocasión ameritaba.
–Mi trabajo vendría a ser una "detective de maridos". –dijo ella. –Cuando una mujer tiene sospechas, la intuición no falla. Pero cuando se necesitan pruebas, ahí es cuando yo entro en acción.
Sabía que había detectives que seguían a las mujeres contratados por los maridos, pero al revés era un poco raro. A los hombres se les perdona todo; a nosotras, muy poco.
Es un trabajo difícil, me confiesa, porque primero debe contener a la mujer que la consulta, que no llega particularmente alegre y de buen humor. Pasado el momento de la descarga, empiezan juntas a buscar pistas y atar cabos.
–En algunos casos solo se trata de celos infundados, alguna situación ambigua de coqueteo que no llega a mayores. Pero en otros sí, hay una doble vida bien disimulada.
–Y en estos casos, –pregunté. –¿qué métodos utilizás?
–Hay varios, las llamadas con geolocalización es el que más utilizo. También, con autorización de la mujer, instalamos juntas en la computadora de él aplicaciones que guardan determinadas conversaciones de email o chat, que se disparan al detectar ciertas palabras "clave". En otras, activamos remotamente el GPS del celular de él y seguimos su itinerario. Pasó también que algunos utilizaban dos celulares, el principal lo dejaban "olvidado" en la oficina y se llevaban otro cuyo número nunca se lo revelaron a la mujer. También uso mucho los perfiles falsos en sitios como Tinder y Badoo, entre muchos otros.
–Y descubriste a varios ahí, seguramente. –dije riendo.
–Sí, mantengo relativamente activos todos los perfiles con fotos atrayentes pero que parezcan naturales, y basta mirar los mensajes o explorar usuarios para encontrar al pirata que buscamos. Aparte, tengo creada una especie de red social secreta a la que acceden solo las mujeres que conozco, y si alguna tiene sospecha que está saliendo con un hombre casado o que está en otra relación, lo comunica con pelos y señales.
–¿Te tocó seguir a algún individuo disfrazada? ¿Como en las películas?
–Sí, un par de veces tuve que seguir disimuladamente al pirata y sacar fotos o filmar. Aunque tengo facilidad para pasar totalmente desapercibida y cambiar de look, éste método ya casi no se utiliza por el tiempo que lleva, y porque una foto o filmación no es suficiente prueba.
–¿Como terminan todos estos casos?
–Generalmente terminan en divorcio, separación, ruptura. En otros, menos comunes, la mujer curiosamente no hace más nada. Me paga, se queda con la información y no vuelvo a saber de ella.
–¿Llegó algún caso extremo? Que alguna mujer sacada haya corrido al marido con un hacha, por ejemplo.
–Jajajaja, no, hasta ahora ningún caso que haya salido en los policiales. La mujer una vez que conoce la verdad y la enfrentó, sabe que la violencia no sirve de nada, al contrario, le da más argumentos a él. Además, la venganza es un plato que se come frío, ¿no?
–¡Sí, tal cual! ¿Y algún ex marido desplumado que te haya querido encarar feo?
–Al principio sí, un par de veces, porque la mujer me mencionaba como testigo y aporte de prueba para el caso. Nunca más, ahora trabajo con contrato de confidencialidad y reserva, que es una garantía de anonimato para ambas partes.
–Ahora, la pregunta del millón: ¿te tocó a vos?
–Sí... me pasó varias veces, por alguna extraña razón me enganché con tipos que andaban de trampa o en otra cosa. Ahí empecé a crearme el método para averiguar eso que el hombre tanto negaba, y me dio resultado. Después empecé a utilizarlo con mis amigas, y también dio resultado. Cuando me echaron de mi último trabajo fijo, una de ellas me sugirió que use esta habilidad para ganar plata. ¿Por qué no? Si bien trabajo como programadora y desarrolladora full stack en forma freelance, también me dedico a este "emprendimiento".
–¿Cómo promocionás tus servicios?
–Mucho por recomendación personal, ésa es la idea. No aspiro a ser la emprendedora del año.
–Te digo la verdad, si alguna de mis amigas me hubiese recomendado a vos hace unos años, me ahorraba un dolor de cabeza con mi ex marido.
Nos reímos y conversamos una hora más sobre algunos casos particulares, hasta que me fui. Mientras viajaba en el subte pensé mucho, entre temas de privacidad, legitimidad de los métodos, uso de la tecnología, y la felicidad. A nadie le gusta cargar el peso de los cuernos, pero el anonimato que brinda internet, los móviles, las redes sociales, hacen tambalear lo más importante en una relación de dos personas: la confianza.
Ni bien llegué a mi escritorio, me puse a trabajar con frenesí, y después de un tira y afloja con mi jefe, titulamos el informe que saldría en la revista del domingo "Patas cortas", en el que figuraban varias notas al respecto de la confianza, y un recuadro con mi aporte.
Días después llovieron emails al correo de lectores, de mujeres que querían saber cómo contactar a esa "detective de maridos" para que las ayudara con un caso.

24 enero 2018

Sin epitafio


Cuando me muera, no quiero que me velen, ni que me lloren, ni pregunten qué le heredo a mi familia. ¡Por favor! Déjense de joder. 
A mí háganme cenicitas primero, después me meten en algún coso que no se abra y me despiden en alguna fiesta loca como Creamfields, Ultra o Tomorrowland. O las tres juntas, ¿por qué no? Me quiero ir de este mundo de mierda entre música electrónica al mango, fuegos artificiales, baile y gente alegre. No quiero a nadie triste, brinden y deseenme buen viaje al más allá, si es que existe. Después de la fiesta, ese coso con mis cenizas lo pueden poner en un árbol y plantarlo en la Plaza de los Dos Congresos, o tirarlo al Río de la Plata, o mitad y mitad, qué se yo, me da igual. No me pongan un epitafio o recordatorio con alguna de las boludeces que dije cuando vivía, no solo porque son tantas que ya ni se pueden contar, sino que suficiente legado inútil dejé ya en las redes sociales durante años.
No me dejen flores, no me prendan velas. No le pidan a ningún dios que me guarde porque ninguno me dio pelota mientras estaba viva. Te digo más, me voy a encargar de reclamarle los desplantes a todos y cada uno de esos sinvergüenzas.
Si quieren hablarme, háganlo en silencio; si quieren escucharme, también hagan silencio y escuchen el canto de los pájaros, a los grillos, al viento, la lluvia, el runrún suburbano que nunca duerme. 
Pero eso sí, me dejan acá en Buenos Aires, mi ciudad, mi lugar en el mundo, mi amor eterno.

 -·:·-

08 mayo 2017

Mi corazón late por vos, bombón

Me encanta esta canción, tiene mil años pero la escucho y me pone de buen humor. Ojalá todas pudiéramos decirle una palabra linda y dulce al chico que nos gusta sin que nos miren como a locas desubicadas o desesperadas... o sin que el destinatario de tan lindas palabras se la crea mal y se le infle el ego como un dirigible.

§

29 abril 2017

16 enero 2017

Mesa de mujeres III: como Thelma y Louise


–¡Hola, zorras! –saludé a todas con mi sarcasmo de siempre. Pasé entre las sillas a darles un beso a todas la que estaban.
–Qué hacés, sirenita. –dijo Rita. –¿Otra vez de mal humor?
–¡Si les cuento! ¡Me van a cagar a piñas!
–Y ahora qué hiciste... –dijo Nina, alcanzándome un vaso de cerveza.
–Tomé champán. –contesté.
Se miraron todas con los ojos abiertos.
–Vos sí que querés ver el mundo arder, eh. –dijo Vanesa, mientras se llevaba a la boca una papa frita.
–Ya sé, ya sé qué me van a decir. ¿Para qué carajos tomás si te hace mal?
–Bueno eso, justamente. –contestó Nina. –Cuando tomás champán, esa lengua bate todas las verdades, incluso aquellas que no nos contarías ni siquiera a nosotras.
–¿Y qué verdad te batiste esta vez? –preguntó Nina.
–Estaba con Bruno Díaz, ¿se acuerdan que les conté de ese tipo? Un divino. Bueno... nada, fui a cenar a la casa, empezamos a tomar una copita de champán. Dos copitas. Empezamos a los besos en el sofá. Le empecé a decir "Ro, Rodrigo te extrañé tanto, gordo" y... y... nada, me tuve que pedir un taxi a casa.
Carcajada general.
–¡Pero nenaaaaa! –me sacudió Nina. –¡Justo con Bruno Díaz se te ocurre hacer semajante papelón!
–¡La cagaste olímpicamente! –alcanzó a decir Vanesa sin poder parar de reírse.
–¿Todavía seguís pensando el el gordo Rodrigo? –dijo Rita, levantando una ceja acusadora.
–¡Juro que al otro día me levanté con un dolor de cabeza de antología, y ganas de tirarme por el hueco del ascensor! –dije, agarrándome la cara con ambas manos.
–¡Ya está, olvidate de ese quía! –dijo Nina, seriamente. –Y a ver si te vas olvidando de una buena vez del gordo ese bagayo, eh.
–Yo en lugar de Bruno Díaz hubiese hecho lo mismo. –opinó Vanesa. –Es espantoso que te digan el nombre de otra persona justo en ESE momento.
–Sí ya sé, pero bueno, ¡se me escapó! –me puse de pie con una mano en el pecho y dije: –¡Juro solemnemente delante de ustedes que no vuelvo a tomar un puto champán durante una cita!
Hubo más carcajadas y aplausos, incluso de las mesas vecinas. En ese momento llegó Miriam.
–Llegaste justo para el show. –le dije. –Escuchá esto: la cagué con un tipo copado diciéndole el nombre de otro. Soy un animal y no podría estar peor.
–¡Já! ¿Qué no? ¿Querés que te cuente yo? –dijo desafiante, guardando sus lentes oscuros en el bolso.
–¿Qué te pasó? –dijimos todas a coro.
–Hace dos meses que salgo con el mismo tipo que conocí de Tinder. Qué se yo, bien, simpático, un poco tímido. Intimamos un par de veces, no le funcionó el coso. A lo mejor necesita tiempo pensé, así que bueno, mejor no presionar las cosas, dejemos que fluya. El finde cumplió años mi prima y salimos con un par de amigas de ella a un boliche de Recoleta. Bien, a ver queridas mías, ¡adivinen a quién encontramos a los besos con otro flaco! ¡Ni siquiera con otra minita, eh! ¡Con otro flaco!
Esta vez no hubo risas generales sino mandíbulas cayendo al suelo y ojos enormes como disco de arado.
–Así es, amores. El tipo que me gusta resulta que patea para los dos arcos. ¿Y vos decís que estás mal, boluda? Vení, vamos juntas a tirarnos con el auto por un barranco como Thelma y Louise antes que nos atrape la desgracia. –Palmeó con fuerza la mesa tres veces y exclamó: –Bueno chichis, retroceder nunca, rendirse jamás; basta de amarguras. ¡Mejor brindemos por nuestras mejores conquistas! ¡A ver, les cuento que estoy por cerrar una licitación importante para la empresa! ¿Y ustedes?
–Mi hijo mayor se sacó un 10 en matemática. –dijo Rita.
–La perra por fin aprendió a no mearse en el comedor. –dijo Vanesa.
–A mí me pagaron un retroactivo que me estaban debiendo. –dije yo.
–Me estoy comiendo a mi profesor de yoga. –dijo Nina, arqueando las cejas, y con una enorme sonrisa hizo sonar los vasos de las demás, que la quedamos mirando boquiabiertas, con una mezcla de incredulidad, alegría y un ¡qué hija de puta!

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27 diciembre 2016

¡Mozo, la cuenta!


Como ya saben, la realidad supera la ficción. Por eso hoy les presento una pequeña recopilación de partes (chuscas) de conversaciones que me sucedieron en varias primeras citas. La parte del diálogo que me corresponde está en color rojo, así se entiende bien cómo viene la conversación.


–Contame, ¿a que te dedicás?

–Soy diseñadora y desarrolladora web y mobile
...

–¿Qué es mobile?
–Celulares y tablets.

–Ah, ¿programas smartphones?

–Bueno, en realidad, hago aplicaciones para smartphones y…


–¿Y no sabés cómo programar mi Whatsapp para que no muestre que estoy en línea, que no muestre la la hora y el tilde azul?

–Eso es muy fácil: agarrá el teléfono, tiralo a la miércoles y manejate con notitas Post-it.


–...

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–... Y la verdad no me gustaría que mi hija a los veinte termine siendo un desastre en la casa como la madre.

–¿La madre de quién?

–De mi hija.

–Ah, ¿se hablan?

–De hecho, la veo todos los días en el espejo.


–¡Ah qué bueno que se lleven bien!
–¿Vos me estás escuchando?
–¿Qué cosa?
–…
–¡Ah!


·····················: :···························

–Sí, sí, después de tantos años de casado, dije basta. ¡Basta de peleas, basta de celos, basta de controlarme y decirme lo que tengo que hacer! ¡Quiero vivir la vida! 
–Mirá vos, no conozco nadie que no quiera.
–¿A vos no te pasó nunca eso? 
–No. Yo siempre tuve ganas de vivir. Desde que nací.
–…

·····················: :···························

–Sabés, me encantó esa foto de perfil del Whatsapp.
–Bueno gracias, jeje.
–¿Y qué significa ese cartelito con el número 44 ?
–Es mi edad actual. Cumplí el mes pasado.
–¿Ah sí? ¿Cuántos años cumpliste?
–...

·····················: :···························

–A ver linda, mirame a los ojos y decime, ¿qué sentís?
–Ehmm, nada.
–¿Cómo que nada?
–No, nada... ¿tenía que emocionarme?
–Bueno, pero...
–¿Pero?
–¿En serio no sentís nada?
–¡A ver! Nos estamos viendo por primera vez y recién pasaron 20 minutos... ¿Tenía que enamorarme?
– Bueno, no, no necesariamente. Pero bueno, algo tenés que sentir, sino no tiene sentido estirarla. Me voy, terminate el café tranquila, pago yo a la salida. Suerte.
– ¿...?

·····················: :···························

–Y contame, ¿qué sueños tenés?
–¿Perdón?
–Hablame de tus sueños.
–Mmmm, ésas son cosas muy reservadas...
–Dale, yo quiero saber así te voy conociendo.
–Ok. Mi sueño es conquistar el mundo.
–¡...!
–(sonrisa)
–Bueno... Así que tu sueño es conquistar el mundo.
–¡Sip!
–Como Pinky y Cerebro.
–Ponele.
–Y ¿qué planes tenés para lograrlo?
–Formar un ejército de palomas.
–...
–De hecho ya tengo dos en fase de entrenamiento.
–...
–(sonrisa)
–Y si tuvieras un super poder, ¿cuál sería?
–Me gustaría tener el poder de teletransportar mierda.
–¿Eh? ¿Qué cosa?
–¡Sí!
–Pero, ¿y qué utilidad tendría eso?
–Le podés cagar la vida, literalmente, a cualquiera que no te banques. O zafar de un examen, achicar la cola en el banco, escapar de un piquete, qué se yo... ¡Puf! ¡Hay tantas posibilidades!
–...
–¿Querés ir yendo?
–Dale.

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Si les gustó, voten y dejen su comentario para una segunda y tercera y cuarta parte, porque hay muchas historias chuscas para contar. Porque, si no hay amor, ¡que al menos haya humor!


12 diciembre 2016

Hablé con Jesús: bondi fuera de servicio

 Amour d'enfance by D4Ybe >> DeviantArt.com

–No sabés, creo que voy a entrar en crisis en cualquier momento.
Jesús asintió levemente y levantó las cejas, señal que me habilitaba a soltar la catarata de palabras que tenía acumuladas para decir:
–Hace unos meses empecé a salir con un tipo. Amigo de mis amigos. Todo bien mientras la cosa se mantuvo en el Whatsapp. Nos juntamos un par de veces para tomar algo y hubo química explosiva. Con ese antecedente, pensamos que bien valía la pena que lleváramos las cosas al siguiente nivel. Y ahí se cagó todo. ¿Podés creer? No reaccionaba...
–¿No reaccionaba? –dijo, sin comprender.
–No. El... el coso... ehmmm.. el bondi, ponele, estaba fuera de servicio. No levantaba.
Jesús pensó unos minutos y con un gesto comprendió lo que estaba queriendo decir con tanta vuelta: impotencia.
–Bueno, a ver, –dijo acomodándose los lentes. –no es raro, le suele pasar a muchos hombres y me consultan mucho por eso. ¿Qué edad tiene?
–Cumplió cincuenta hace dos meses.
–La edad es otro factor importante. ¿Bebieron algo de alcohol?
–No, solo café con tostadas.
Hizo una pausa y anotó algo en su libreta.
–Soy un desastre, ¿no? –dije, ansiosa.
–No, no. –dijo con toda tranquilidad. –No dejes que esto te afecte. Teniendo en cuenta esto que te comenté antes, sumando la edad, la ansiedad, el estilo de vida, ciertos medicamentos, etc., suelen jugar malas pasadas. Y por otro lado, vos sabés bien cómo es tu personalidad.
–Sí, soy mitad sirena y mitad camionero. 
–Tenés una personalidad muy fuerte, tu rol de alfa está bien definido y se nota, a pesar tuyo. Para aquellos que son un poco más débiles de carácter o con baja autoestima eso les choca. Una mujer que no necesita ser rescatada de su torre e incluso mata ella misma al dragón intimida a cualquier príncipe que ha crecido en una cultura machista; se da cuenta que su rol quedó chico y ahora tiene que ver la forma de ubicarse en la relación, por decirlo de alguna forma. Y vos, ¿le dijiste algo?
–No. Bueno sí, le dije que no se sintiera mal por eso, que conmigo estaba todo bien. Pero creo que fue peor. Al otro día no era el mismo, ya no más mensajes cariñosos por Whatsapp, se volvió agrio, cortante, resentido. Mis amigas dicen que no vale la pena quererlo, que es un bagayo, que debería dar gracias que le di bola, que a lo mejor es así porque se droga...
Sonrió sin levantar la vista de su libreta y preguntó: –¿Y vos qué creés?
–Qué creo... Que cuando estoy con él, siento que encontré una parte de mí que había perdido o me estaba faltando. Es decir, no es que me sienta incompleta. Pero viste, uno puede toda la vida vivir perfectamente sin algo, ¿no?, pero cuando te llega ese algo, sentís que no puede haber nada mejor en el mundo, y que ojalá durara para siempre. Es como el aire fresco un día de calor, como el olor a tierra mojada cuando llueve, como un plato de comida calentita cuando estás muerto de hambre. Como un Popeye que se come las espinacas y siente que puede mover una montaña de un empujón, y con una sola mano. La bella y la bestia juntas en este cuerpito. Así me siento yo con él.
Sonó el reloj y Jesús prometió que seguiríamos trabajando el tema la próxima sesión.
Salí a la calle, caminé y me tomé el subte. Durante el viaje abrí la galería de imágenes de mi celular y encontré una de las fotos que nos habíamos sacado juntos, una semana antes de la "tragedia" nos separara.
Ahí, los dos, mirando de frente a la cámara, pegados uno al otro, sonrientes. Ni siquiera parecemos nosotros, parecemos dos chicos en la víspera de Navidad...